Las despedidas de casados son una forma de recibir de nuevo la soltería. Son conocidas por otros nombres como despedidas de separación, fiestas del divorcio, etcétera. La situación no siempre es agradable para las personas que se divorcian y esta cita no tiene que significar una celebración propiamente dicha, sino la manera de animar a alguien que no lo está pasando muy bien o que está atravesando por un momento complicado.
Principales diferencias entre despedidas de casado y de soltero
La diferencia principal estriba en el momento en el que se lleve a cabo la fiesta. Las despedidas de soltero son el preludio de una festejo aún mayor, una celebración significativa que cambiará el rumbo de sus protagonistas. Las despedidas de separación, por su parte, son algo nuevo que se ha ido añadiendo a las tradiciones de siempre, aunque muchas veces no son una fiesta al uso, sino algo más pausado y tranquilo para poder disfrutar de una velada especial con los amigos. La manera de llevarlo a cabo depende de la situación de cada persona, así como de sus gustos y necesidades, y las actividades a realizar son múltiples.
Qué hacer en una despedida de casado
Las actividades para despedidas sirven de entretenimiento y algunas veces se utilizan para evadirse de los problemas. Si las heridas aún siguen abiertas, es lógico que las alternativas sean más tranquilas, como una escapada de fin de semana con la añadidura de varias actividades diurnas, como puede ser una excursión a la montaña, navegar en barco o una aventura al más puro estilo Flyboard.
Como es natural, una despedida de este tipo puede ser similar a una típica despedida de soltero. Si ha pasado algún tiempo desde que se llevó a cabo la separación, es lógico que la situación sea menos dramática, por lo que el alquiler de una limusina y la entrada a un espectáculo de humoristas o de striptease puede ser un buen plan. Del mismo modo, una escapada a Barcelona para disfrutar de la playa, la gastronomía catalana y su cultura resulta una alternativa ideal.
¿Por qué una limusina?
Contratar una limusina para despedidas de soltero es algo muy corriente, ¿por qué no hacerlo en una despedida de casado? Solo por el hecho de contar en todo momento con un conductor que sea puntual y profesional ya merece la pena. Esta persona os llevará al lugar donde se lleve a cabo la fiesta para que lleguéis a la hora y no tengáis que molestaros en buscar un aparcamiento adecuado, con la pérdida de tiempo que eso supone. Aunque lo mejor es pasear por la ciudad con todas las comodidades a vuestro alcance. Esta es la mejor forma para empezar la noche con buen pie y brindar y disfrutar de una Barcelona hermosa y alternativa.
Después, una vez finalizada la velada en cualquier local de moda, la limusina estará esperando de nuevo para llevaros a casa de la forma más placentera posible. Lo único que hay que hacer es escoger la limusina de vuestros sueños, tal vez un modelo Dodge o la exótica Lincoln rosa, para vivir una experiencia única.