La Limusina de Obama

Ayer estaba viendo la televisión, sin ganas, haciendo zapping porque como viene siendo habitual, por muchos canales que haya casi nunca encuentro nada que me guste. Sólo son series repetidas que te sabes los capítulos de memoria, programas del corazón, tertulias deportivas o políticas. La oferta no es nada variada. Cuando, de repente, me quede absolutamente fascinad@ con un documental que estaban emitiendo sobre la Limusina de Obama. Si ,si el presidente de los Estados Unidos.

Una limusina especial para el presidente de EEUU

Es verdad que en primera instancia no me debería llamar la tención puesto que era un reportaje más sobre la seguridad y la vistuosidad de esos vehículos puesto a disposición de una minoría pero es que lo deberíais haber visto. Aquello no era un coche cualquiera, era como un tanque. Por fuera tenía el aspecto que toda limusina tiene, es decir, larga y elegante. Con ese toque de distinción y de misterio que provoca que tu imaginación vuele para saber quién puede ir dentro. Los cristales tintados que impiden ver el interior y el chófer con su gorra que te lleva adonde tú le hayas indicado.

Pero sigamos. Dentro aquello parecía de todo menos una Limusina. Era más parecido al avión presidencial del Air Force One, si el que sale en las películas y que todos los enemigos quieren ver derribado. Lo que decía, el interior tenía los sofás clásicos, es decir, amplios y confortables, la atmósfera cálida y agradable. Hasta aquí lo normal. Aquello era como una oficina con ruedas. Teléfono, mesa, secretaria… Todo a disposición del presidente claro está. Sólo le faltaba un pequeño servicio. Además no podemos olvidar que está totalmente blindado para evitar ataques indeseados. Para acabar con el detalle de la banderita americana en el frontal de la Limusina, signo preferente en todos los vehículos oficiales.

Obama y su limusina especial

A ver, tampoco es que quiera un vehículo así para cada día porque imaginad para aparcarlo. Bromas aparte si que os puedo decir que me encantaría poder disfrutar de ir en una Limusina y hacer un recorrido por las calles de Barcelona. Un paseo nocturno por la ciudad Condal y disfrutar del encanto de las grandes avenidas, la iluminación de los principales monumentos  como La Sagrada Familia o La Pedrera, para acabar en el puerto y tomar una copa junto al mar mediterráneo. Así que lo voy a dejar caer a mi pareja por si hubiera suerte y quién no quiere la cosa me cae como regalito olvidado de los Reyes Magos.

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